Se estima que cerca de un 20% de la población española cuenta con una segunda vivienda, las principales razones por las que se decide adquirir una segunda vivienda son variadas. Si bien es cierto que el motivo más común es la de poder disfrutar de ella en periodos vacacionales, durante los últimos años la tendencia ha cambiado. Cada vez es más común que, quienes deciden comprar una segunda vivienda lo hacen como una inversión, es decir, tienen previsto que el inmueble esté destinado a su alquiler ya sea a largo plazo, vacacional o incluso turístico.
A la hora de decidir cuál va a ser el inmueble que se va a comprar finalmente hay que tener en cuenta que es importante no sobrepasarse del presupuesto, algo que a rangos generales puede resultar sencillo, pero sin embargo es necesario seguir una serie de directrices para poder alcanzar así el máximo beneficio en la inversión.
Localización
Aquí se parte de cuál es el tipo de uso que se le quiere dar a esa segunda propiedad y, con ello, al tipo de rentabilidad o beneficio que se quiere obtener de la misma. Si la idea es poder tener una propiedad de la que se va a disfrutar, la localización será en el lugar que más guste o dónde se quiera pasar ese tiempo de calidad.
Si el plan es la de alquilarla por un largo periodo, es importante la ubicación en la que se encuentra, es decir, si la vivienda está situada en una ciudad, la rentabilidad será mayor, tal y como han indicado los datos de los últimos cinco años, el precio del alquiler medio ha subido cerca de un 50% debido a la alta demanda en ciudades como Barcelona o Madrid. Las propiedades destinadas a un alquiler turístico, también se localizarían en las ciudades, principalmente en los barrios más demandados por su situación, es decir, cerca de monumentos o zonas de interés, así como aquellos que cuenten con una amplia oferta cultural o de ocio en la ciudad.
En cambio, si se pretende que la duración del alquiler sea inferior, es decir vacacional la prioridad de la localización será distinta. Si se trata de un arrendamiento enfocado a una finalidad estacional, tendrá que estar ubicado en zonas con alta demanda durante dichos periodos estivales, como pueden ser territorios de costa o que la zona cuente con un interés concreto la cual suele contar con una notable afluencia de gente durante los periodos de vacacionales.
El estado de la vivienda
Se trata de algo primordial, esto deberá de ir directamente relacionado con el valor del inmueble que se va a comprar, es decir, si es una propiedad que cuenta con desperfectos y en la cual va a haber que hacerse un importante desembolso para su acondicionamiento, puede resultar interesante en función de si la zona en la que se encuentra cuenta con una gran demanda de inquilinos o el precio de otros inmuebles que se alquilan en las cercanías cumple con las expectativas económicas que se esperan.
Las viviendas de nueva construcción siempre cuentan con la ventaja de que tienen unas terminaciones y condiciones que permiten que se pueda tener una rentabilidad de una forma más rápida puesto que se ahorra tiempo –en realizar la reforma- y que, en ocasiones, el precio que se iba ahorrar respecto a una vivienda de segunda mano realmente no compensa.
Gastos derivados de la compra de la vivienda
Si fuese necesario solicitar una hipoteca para poder acceder a la compra de una segunda vivienda, se debería en primer lugar, de elegir qué tipo de préstamo hipotecario es el que se quiere tener, es decir, decidir entre tipo fijo o de tipo variable.
Los gastos derivados de la hipoteca también se deben de tener presentes. La cantidad media que se suele solicitar como hipoteca en España asciende a los 150.000 euros, por ese valor los gastos en concepto de notaría, registro, tasación y el Impuesto de Actos Jurídicos suelen sumar otros 3.250 euros.
Otro punto muy importante es el de informarse sobre los gastos de comunidad –si existen derramas pendientes en el caso de que sea una propiedad de segunda mano- sin olvidarse del importe que se abona anualmente por el IBI.
La rentabilidad que puede ofrecer la compra de una segunda vivienda, ya sea por su uso personal, o con la finalidad de alquilarla, hace que sea una práctica cada vez más común en España como plan de jubilación o futuro para muchos ciudadanos.