Si cualquier empresa pensara en construir un edificio acorde al producto que comercializa, sin duda algunos arquitectos se echarían las manos a la cabeza; desde luego, pasear por una zona de oficinas sería mucho menos monótono que lo que es ahora y sabríamos perfectamente a qué se dedica la empresa con sólo ver cómo están construidas sus oficinas.
Una compañía de canastas, cuyo director Dave Longaberger, idearon un original edificio igual que una cesta, pero 160 veces mayor que el tamaño medio que este objeto puede tener en cualquier tienda. Se terminó en 1997 y tiene más de 60 metros de largo por 30 de alto; los marcos están hechos de acero con forma de estuco, perfectamente diseñado para crear un efecto de tejido de canasta. Las asas tienen 100 metros de largo y, curiosidades de la vida, cuentan con calefacción para prevenir la acumulación del hielo en invierno.
¿Os imagináis la sombra que puede tener? Realmente su singularidad hace que se encuentre entre los edificios más originales del mundo ya que, haciéndolo aún más especial, se produjeron los logotipos de las canastas de tamaño normal, que son placas gigantes que pesan 340 kilogramos y están bañadas en oro de 23 kilates. En total siete plantas de despachos, que replican a la perfección en qué se centra la actividad comercial de Longaberger Basket Company.