
Desde un lado y otro, desde un medio de comunicación y otro, nos confirman que las perspectivas del mercado inmobiliario son muy positivas tanto por el aumento del empleo, la estabilidad financiera, el recorte de los tipos hipotecarios, así como la reducción de diferenciales aplicados por las entidades financieras. Del mismo modo, la renta bruta disponible en los hogares se incrementará a partir del 2016, con lo que el aumento del consumo traerá una recuperación de los precios, iniciado en 2014 y que se intensificará en 2016.
Con buena perspectiva al respecto y según un informe sobre el mercado inmobiliario de la agencia de calificación Standard & Poor´s (S&P) ha indicado que durante los próximos dos años (2016-2017) “el robusto crecimiento económico, la caída del desempleo y el creciente interés de compradores extranjeros en España, respaldarían la recuperación del sector. Sin embargo, la incertidumbre política tras los inconclusos resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 pueden influir en la recuperación del mercado”.
Ciertamente y, pese a los buenos datos económicos, esta incertidumbre política, puede complicar las perspectivas del mercado laboral por lo fragmentado que está el nuevo parlamento y la complicación de formación de Gobierno.
Pero, ¿en qué medida puede afectar al mercado laboral? Según S&P, de una parte ampliando la diferencia entre rentabilidad de los bonos alemanes y españoles ante la preocupación de los mercados y afectando a las perspectivas fiscales de España ya que “una rentabilidad superior de los bonos españoles supondría el incremento de los tipos de interés hipotecarios”. Y, por otra parte, esta situación puede derivar en el empeoramiento de la confianza de los consumidores y de los empresarios, lo que influiría por tanto, en las decisiones del gasto.