Debacle del sector inmobiliario con la crisis económica
Con la crisis económica que llevamos sufriendo a nivel mundial varios años y la depreciación del valor de los pisos, una vez que hemos tocado fondo, se dibuja un momento idóneo para la compra de inmuebles, sobre todo en barrios de “primera categoría” y en ciertas zonas costeras.
Como ya ocurriera con otros productos, cuando parecía que este producto no se recuperaría nunca, el mercado de la vivienda ha vuelto y con más fuerza que antes. Ha pasado de no ser tenida en cuenta a ser la salvación de muchos inversores con un gran atractivo. El “ladrillo” empieza a dar síntomas de recuperación y cierta estabilidad.
¿Es un buen momento para invertir en ladrillos?
Si hiciéramos una encuesta entre potenciales inversores interesados, la respuesta sería afirmativa. Los precios se estabilizan, las ventas cogen fuerza, las solicitudes de hipotecas comienzan a aumentar poco a poco, las elevadas cantidades de excedentes inmobiliarios empiezan a descender, el paisaje urbano comienza a adornarse de nuevo con plumas y grúas en solares y edificios, las demandas de alquiler suben y los precios bajan. Parece que empieza a vislumbrarse un nuevo modelo de inversión.
El sistema financiero comienza a sanearse y a recapitalizarse. El aumento del empleo, del turismo y el ascenso de todos los indicadores económicos en general, empiezan a dar esperanza. Si lo unimos a los incentivos del Banco Central Europeo, el incremento en el precio de la vivienda será obvio, la razón de mayor peso para los inversores.
En el primer trimestre del año, el valor medio de los pisos subió un 3,3%. En la capital de España el aumento ha llegado a ser de un 4,8% y en Barcelona el 0,9%.
Parece ser que, según todos los expertos, las mejores localizaciones de las ciudades más importantes y dinámicas (como Madrid y Barcelona) o los enclaves costeros más consolidados (como la Costa del Sol), vuelven a ser la prioridad de los inversores en ladrillos. 2015 apunta a ser el año en el que los precios se estabilicen y comience el crecimiento paulatino.